Dejarse vencer es un paso muy duro que a veces nos vemos obligados a dar. Pienso que en ambas Guerras Mundiales no fue fácil para los vencidos retirarse y admitir la derrota como un perro con la cola entre las patas después de haberse portado mal. Lucharon hasta que no les quedaba aliento, y en ese momento, cuando el aire ya no encontraba cabida en sus pulmones, en ese instante fue cuando decidieron retirar sus tropas y volver a casa, cabizbajos, sin ilusión y como única medalla: la derrota.
Nunca he sido gran fanática de los conflictos bélicos. No creo que tanta gente mereciera la muerte por el egoísmo y el orgullo de un par de locos que decían luchar por su país. Miles morían mientras que ellos, comodamente en el sofá de su casa diseñaban estrategias sabiendo que por muy buenas que fueran, alguno de su bando caería. Lo que no sabían es que los luchadores, los verdaderos héroes, hacían esto por amor a su patria, no por la persona que se creía dueña de ella y de todo lo que en ella existía.
Como los héroes luchaban por amor a su patría, en esta vida todos luchamos por amor a algo o en algunos casos a alguien. Es así.
Podemos librar muchas batallas en nuestra vida, podemos ganarlas o perderlas, pero la batalla más importante es la que iniciamos por amor al amor. Y esta, en mi opinión, es la guerra más sincera de todas, es la más justa. Es un uno contra uno, un sólo campo, y las mismas oportunidades tanto de ganar como de perder.
Empieza la batalla, todos en sus puestos, los sentimientos, alineados como si de soldados se trataran, las armas, en este caso las debilidades del contrincante, y como única melodía de guerra, el traqueteo constante del corazón latiendo a mil por hora.
Guerra larga e interminable, aunque algún bando se vea tocado y casi hundido, la guardia nunca se baja, aunque te creas vencedor de esta guerra, jamás cantes victoria.
Mi guerra personal se vio invadida por aliados de América. Mi guerra estaba condenada al fracaso desde un principio. Mis soldados se levantaban y seguían luchando, siguen luchando. Pero eran bombardeados con palabras, eran aplastados por una guerra más importante. Ellos lo siguen intentando, lucharán hasta que no quede ninguno vivo. Caerán pero se volverán a levantar porque para ellos esta es su Guerra Mundial. Lucharon antes en batallas importantes pero ninguna tan potente como ésta. Se retiraron y volvieron a luchar pero todo esto sucedió como preparación a esta guerra. Y ésta la van a ganar, cueste lo que cueste. No van a caer y no dejarán que se les diga que no lo intentaron y que fueron cobardes, porque por ese amor, son capaces de luchar hasta el final de sus días. Y si pierden esta gran batalla como honrados soldados que son, se retirarán y buscarán un nuevo terreno donde combatir. Pero para ellos sólo habrá una única Guerra Mundial y a fecha de hoy esa guerra se está peleando.
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