A medida que se va acercando el dichoso día, si ese día llamado San Valentín, ese día inventado para fomentar el consumismo en masa utilizando un recurso como es el amor, ella se va cabreando, y su cabreo va en aumento. Odia la sociedad consumista, odia que pinten el 14 de febrero como el día del amor, odia que la gente finja ser feliz y odia que todo eso provoque sentimientos de soledad y tristeza a todos los "desafortunados" que no tienen pareja en San Valentín.
Es domingo y a pesar de que es febrero hace buen tiempo y el sol brilla, la gente está sentada en las terrazas, ella camina por el centro de Madrid.
Todo es tan armonioso y perfecto que siente repulsión. Las parejas van de la mano, se dan besos en las esquinas, otros compran regalos para sus parejas. Ella se cuestiona si es que de repente hay enamorados hasta debajo de las piedras o simplemente es porque ella se está fijando demasiado. No lo sabe, pero le entran ganas de coger una pistola e ir disparando a todos los enamorados en sus felices caras, PUM y se acabó el jodido romanticismo que tanto le molesta. No es que ella no sea romántica, lo es, pero simplemente le jode ser una pobrecita sin pareja en San Valentín, le jode que la mitad de sus amigas tengan novio, le jode no poder ni siquiera pensar en alguien, porque su cuerpo está tan cansado de los amores fallidos que se ha decantado por no sufrir más.
Se ha prometido a si misma que parará de buscar, que ahora le toca ser buscada, pero inevitablemente se siente parte de los solitarios y tristes que pasarán el 14 de febrero solos. Y sí, odia el consumismo pero sabe que le encantaría que ahora mismo alguien estuviera buscando un regalo para ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario