Music, my only true love

just let me hear some of that rock'n'roll music

sábado, 26 de febrero de 2011

This old heart of mine

Intentaba conciliar el sueño, estaba cansada pero no conseguía dormir. Decidió escuchar su última adquisición, la banda sonora de una de sus películas favoritas.
Cerró los ojos mientras que sonaba aquella canción que le encantaba, esa canción que reflejaba lo que es estar enamorado, triste pero feliz, con un objetivo en el camino pero sin saber a dónde ir, con ganas de saltar pero a la vez de no hacer nada.

Escuchándo esa canción se quedó dormida, la canción empezó a sonar una y otra vez hasta transportarla a lo que hace meses hubiera sido lo más bonito que le podría pasar. Estaba ahí, estaba con él, había mucha gente pero sólo existían ellos dos, los dos eran felices, los dos reían y bailaban, se besaban y coqueteaban, él subía al pequeño escenario, sacaba sus vinilos y los hacía sonar sólo para ella, todas las canciones eran para ella y esa canción por encima del resto.

Poco a poco el mundo de fantasía empezó a tornarse real. Estaban ellos dos, pero la situación no podía ser más diferente, había mucha gente y ellos eran dos más, la felicidad no los empapaba, reían y bailaban pero con otras personas, esos besos no se compartían y los coqueteos sonaban por el lugar dirigidos a otros.
Él subió y pinchó, canciones buenas y canciones no tan buenas. La noche iba llegando a su fin sin que ellos hubieran cruzado más que miradas furtivas y avergonzadas, pero las palabras no tenían cabida en aquella situación, ya habían habido demasiadas y no nada salió bien.

Y entonces cuando llegó el turno del último tema de la noche, empezó a sonar esa canción, aquella que marco sus sueños, This old heart of mine de los Isley Brothers, y ella no comprendió si todo aquello era real o era parte de sus sueños. No importaba, nada importaba mientras sonara esa canción que le recordaba lo que es estar enamorada.

lunes, 21 de febrero de 2011

Sit me down, shut me up

La soledad.
Vivimos conectados permanentemente, tenemos móviles inteligentes, ordenadores, facebooks, teléfonos, e-mail. Podemos hablar 24 horas al día, pero eso no puede evitar que a veces me sienta sola. Toda esta tecnología hace que relacionarse resulte más difícil.
Antes si una persona quería saber más sobre otra tenía que tener los cojones de llamarla y decirle que quería charlar, que quería conocerla. Y ahora, ahora nos creemos que con leer los estados en facebook conocemos a todo el mundo, creemos que contando nuestra vida por una pantalla una persona nos va a conocer.
Lo siento, en mi caso no es así, en mi caso sabéis las canciones que se pasan por mi mente, sabéis si estoy triste o contenta, pero eso sólo son sentimientos efímeros, no conocéis mis miedos, mis inquietudes, mis alegrías, mis penas y mis glorias, todas esas cosas que hacen que me vaya a la cama con una sonrisa, con rabia o con lágrimas en los ojos. No, no por ser mis amigos virtuales lo sois en la vida real.
No me aguantáis cada día, en los malos o en los buenos momentos.
Definitivamente no nací para vivir ahora, nací para que me conocieran como soy, nací para tener amigos físicos, nací para expresar mis emociones reales en cada momento, nací para tener una primera cita, nací para que él me invitara a cenar, nací para que me abrieran la puerta y me ofrecieran una silla cuando todas están ocupadas. Nací en una mala época, sí, lo afirmo.
Y ahora a ver quién es el valiente que coge el puto teléfono y me dice: "Quiero saber todo sobre ti."

domingo, 6 de febrero de 2011

Sitting in the midday sun

A medida que se va acercando el dichoso día, si ese día llamado San Valentín, ese día inventado para fomentar el consumismo en masa utilizando un recurso como es el amor, ella se va cabreando, y su cabreo va en aumento. Odia la sociedad consumista, odia que pinten el 14 de febrero como el día del amor, odia que la gente finja ser feliz y odia que todo eso provoque sentimientos de soledad y tristeza a todos los "desafortunados" que no tienen pareja en San Valentín.
Es domingo y a pesar de que es febrero hace buen tiempo y el sol brilla, la gente está sentada en las terrazas, ella camina por el centro de Madrid. 
Todo es tan armonioso y perfecto que siente repulsión. Las parejas van de la mano, se dan besos en las esquinas, otros compran regalos para sus parejas. Ella se cuestiona si es que de repente hay enamorados hasta debajo de las piedras o simplemente es porque ella se está fijando demasiado. No lo sabe, pero le entran ganas de coger una pistola e ir disparando a todos los enamorados en sus felices caras, PUM y se acabó el jodido romanticismo que tanto le molesta. No es que ella no sea romántica, lo es, pero simplemente le jode ser una pobrecita sin pareja en San Valentín, le jode que la mitad de sus amigas tengan novio, le jode no poder ni siquiera pensar en alguien, porque su cuerpo está tan cansado de los amores fallidos que se ha decantado por no sufrir más. 
Se ha prometido a si misma que parará de buscar, que ahora le toca ser buscada, pero inevitablemente se siente parte de los solitarios y tristes que pasarán el 14 de febrero solos. Y sí, odia el consumismo pero sabe que le encantaría que ahora mismo alguien estuviera buscando un regalo para ella.