'cause I ain't for no one-sidded love affair

Mi amiga y yo nos disponíamos a salir de casa perfectamente arregladas y listas para una noche de mucho rock'n'roll.
Mentalmente me prometí a mi misma, que si no te veía esa noche, todo se habría acabado. Si no te veía, ya no habría más historia que escrbir, ni más cosas que hablar. Pero si te veía, estaba más que dispuesta a perdonarte e intentarlo todo desde cero, por enésima vez debo añadir.
Cenamos, nos dirigimos al local donde nuestro destino se decidiría. 50% de probabilidades de verte, 50% de no verte. Mis nervios estaban a tope, pero no me impedían disfrutar de la música y del ambiente. Conforme la noche iba pasando y tú no aparecías, me fui convenciendo de que era el fin, de que ahí se acababa todo. Y claro mi caprichosa mente proyectaba la típica escena de película americana, en la que tú bajabas por aquella escalera y me jurabas amor eterno. Por supuesto esto no ocurrió. Pero no me esperaba que ocurriera. Miento, una ínfima parte de mí creía que esto era posible. Ilusa.
La noche dejó de ser noche para pasar a ser madrugada. Mi amiga se retiró. Yo me quedé sola con mis nuevos amigos. Bailé, reí, conocí a gente nueva. Y pronto mi desesperación por no verte de esfumó, tan rápido como había aparecido, se había esfumado.
A altas horas de la madrugada me despedí de dos nuevos amigos, de los cuales tengo la sensación de conocerlos hace años. Me subí en un taxi, y en el trayecto que separaba la Gran Vía madrileña de mi casa, llegué a la conclusión de que puedo ser feliz sin ti. Es más, afirmo que soy más feliz sin ti.
QUESTA E LA FINE DELLA NOSTRA STORIA D'AMORE.